Recuperemos Risaralda

Esa campaña fue fundamental. Nos permitió recorrer cada rincón de Risaralda, escuchar a miles de personas y construir un diagnóstico profundo de los problemas que los políticos tradicionales ignoran. No fue un final, fue el comienzo de un movimiento ciudadano que hoy es mucho más fuerte. Ahora, la meta es diferente y más específica: llevar esa voz y ese conocimiento al Congreso para defender a Risaralda desde donde se aprueban las leyes y los presupuestos. La experiencia ganada es nuestra mayor fortaleza.

Entiendo esa frustración. Por eso mi programa no es una lista de deseos, es una agenda legislativa concreta. La confianza se construye con coherencia, y mi hoja de vida lo demuestra: no tengo investigaciones por corrupción y mi trayectoria como planificador y activista prueba que estudio los problemas antes de proponer soluciones. Mis denuncias sobre la corrupción o la defensa del territorio no empezaron en campaña, vienen de años. La diferencia es clara: no busco un cargo, busco una causa.

La diferencia está en pasar de los discursos a las herramientas reales. Mi propuesta de Ley "Risaralda Transparente" no es solo un eslogan; es crear mecanismos concretos: darle poder vinculante a las veedurías ciudadanas para que sus denuncias tengan consecuencias, proteger de verdad a quienes se atreven a hablar y asegurar que los corruptos queden inhabilitados de por vida. Se trata de darle el poder a la gente, no a los políticos.

Con vigilancia y control político real. Mi propuesta es liderar una Comisión Accidental de Seguimiento desde la Cámara. En términos sencillos, significa que mes a mes, los ministros y directores de agencias tendrán que rendirle cuentas al Congreso y a Risaralda sobre los avances. Se acaba la excusa de que "estamos estudiando". Vamos a exigir cronogramas, asegurar la financiación con una ley y fiscalizar cada peso.

A través de la Ley de Encadenamientos Productivos. La idea es simple: que sea más rentable para una gran empresa comprarle a una pyme de Risaralda que importar. Mi ley creará los incentivos tributarios y el apoyo técnico para que el hotel le compre los tendidos a una cooperativa de Dosquebradas, y el café que sirvan sea de un productor de Santa Rosa. Así se genera empleo en toda la cadena, fortaleciendo lo nuestro.

Significa proteger el agua de la gente. "Blindar" a través de la Ley del Agua como Bien Público es impedir legalmente que una gran empresa privada pueda tomar el control de los acueductos de nuestros municipios y veredas para subir las tarifas a su antojo. Se trata de garantizar que el control del agua, nuestro recurso más valioso, siga en manos de la comunidad.

Porque el cambio empieza ahora. Esta consulta es la elección decisiva donde se define qué tipo de liderazgo representará las ideas del cambio en Risaralda. Tu voto este 26 de octubre asegura que la propuesta más fuerte, coherente y preparada llegue a la contienda final con el respaldo de la gente.

Un solo representante honesto y valiente puede hacer una diferencia enorme. Puede denunciar la corrupción, gestionar proyectos, construir alianzas para aprobar leyes como las que propongo y, lo más importante, ser la voz de miles de risaraldenses que hoy no se sienten escuchados. No seremos uno, seremos miles hablando a través de una sola voz.